¿Cuantas veces os ha pasado que viniesen unos amigos a tomar un café a casa, o tras una cena esplendida llegada la hora del café, éste saliese con un regusto a quemado que lo hace casi inbebible? Ésto nos ha pasado a todos, y ¡da una rabia!

Por eso quiero inaugurar este blog aprendiendo a hacer un buen café en casa (elemental queridos lectoras ¿verdad?), y para ello como no, pedí consejo a mi gran amor, mi queridísimo compañero que junto a mí comparte esta gran pasión por el café. Además, ¿quién mejor que mi italiano preferido que desde más de 8 años se dedica al arte del café para darnos estos consejos? Pues nadie, os lo digo yo.
Lo primero será controlar que nuestra cafetera tenga la guarnición (la gomita que se encuentra entre el filtro y la parte superior) en buen estado. Ésta va cambiada de vez en cuando, porque con el tiempo se estropea. La cafetera en cambio cuanto más la usemos, cafés más ricos nos hará, y por favor, NUNCA NUNCA NUNCA la lavéis con jabón. Lavarla solo con agua y ya veréis con el tiempo con ¡qué cafés tan ricos os lo agradecerá!

Tras poner el agua (donde el agua del grifo no tenga un sabor demasiado bueno se recomienda poner agua de botella ¡ya veréis que diferencia!) hasta la válvula, pondremos el café (sin aplastar o prensar) haciendo una montañita (ser generosos), y no al ras como hace normalmente la gente.
Ya podemos cerrar la cafetera y ponerlo a fuego pequeño y bajo (si tenéis vitrocerámica pues por ej. al 3 o al 4) hasta que empiece a rugir la cafetera grrrrrrrrrrrrrrrrrrgrrrrrgrrrrr
grrrrrgrrrrrrrrrgrrrrrrrrr sonido que os indicará que ¡el café está listo!

Lo más importante en este caso es estar vigilándolo constantemente, ya que hay que apagarlo y retirarlo del fuego en cuanto se oigan los primeros rugidos , porque si lo dejamos en el fuego y nos olvidamos de él, se nos quemara seguro.
Por último mezclar con una cucharilla el café en la cafetera antes de servirlo, porque si no la primera taza será demasiado ligera y la última demasiado fuerte.

Por lo tanto el truco está en hacerlo a fuego bajo, y con paciencia, esperar el rugir de la cafetera para que la podamos retirar antes de que se queme el café. Y ya no queda más que mezclarlo y servirlo.
¡Ya nos contareis!

Y para dar ese toque de alegría que hace falta para hacer un buen café, esta es vuestra canción, ¡que la disfrutéis! y ¡el café también¡

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ciaooooooooo ;D

Carmencita y Carmencito